Alessandro Rosina, 25 años. Desequilibrante con el balón en los pies. Muy buen regate en conducción directa, vertical. Recuerda a veces a Messi, tirando la diagonal a pierna cambiada con el balón cosido a su zurda. Entendiendo que Leo hay sólo uno y los demás están muy lejos.

Es muy peligroso. Su calidad le permite ejecutar brillantemente prácticamente todo lo que se proponga, todo lo que imagine, y eso es mucho. Buenos centros, pases al hueco, disparos secos, vaselinas, controles, amagos… Su fantasía y visión de juego le ayudan mucho. También domina el golpeo a balón parado. Desde fuera del área o desde los 11 metros.
Iba para crack. Prometía más que Giovinco ahora, por ejemplo. Un futbolista con algo de genio. Y digo genio, por ser un gran talento pero incomprendido, desubicado. Como a De la Peña en sus inicios, le cuesta encontrar su sitio. “Lo pelat” se encontró con problemas para jugar porque muchos entrenadores veían en él a un mediocentro ofensivo. Nunca alcanzó un nivel mínimo defensivamente. Él no era eso.
Alessandro tampoco. Es un jugador determinante en ataque y que marcaría diferencias en cualquier equipo que le permitiera liberarse de exigencias defensivas. Tal vez un equipo “top” no se lo pueda permitir en su once titular, aunque sí como revulsivo. Jugador de trinta minutos, como está de moda decir últimamente. Y en todo caso sería un refuerzo espectacular para cualquier otro equipo de la Champions.
Riquelme, De la Peña, Guti… son genios con carencias físicas, tácticas y defensivas. Incluso me atrevería a decir que con una actitud inadecuada en un deporte de equipo (cuesta verles correr sin balón). Pero han brillado cuando alguien ha sabido compensar estas carencias en favor de sus virtudes. Son jugadores muy fáciles de alinear para el aficionado; mucho más complicado para un técnico.
En su último año con el Torino, Rosina desempañaba un papel de revulsivo en un equipo paupérrimo a nivel de creación, desequilibrio o improvisación. Un papel secundario imposible de soportaR para este gran talento. Parece que en el fútbol actual cada vez hay menos sitio para estos jugadores diferentes. En Italia, menos. Y la Serie A sigue su cuesta abajo.

Así que el gran jugador azzurro de pequeño tamaño (1,68) emigra a Rusia para probar con el Zenit y hacer olvidar a Arshavin. Si le dan confianza y acaba de “romper” los 7,3 millones pagados por el equipo ruso serán un gasto ridículo. Ya ha marcado:
Fue 32 veces internacional con la sub21 y tan sólo una en la absoluta. Donde ya encontraron problemas Totti y del Piero ejerciendo de cracks, por separado, casi nunca juntos. Si uno de ellos no tenía sitio, Rosina no tenía nada que hacer.
Su web http://www.alessandrorosina.it/
Muy buena entrada, trouro.
ResponderEliminarYo creo que el mayor handicap de Rosina es mental: le cuesta escoger la opción más adecuada, se entretiene en exceso, abusa de la conducción. En definitiva: se aturulla con el balón.
Gracias hoeman.
ResponderEliminarPuede ser, creo que muchas veces quería sacar todo el fútbol que llevaba dentro en 15 minutos. Es difícil cuando tienes tanto dentro. ¿falla en la toma de decisiones? Sí, tiende a ser individualista, aunque da buenos pases al hueco. Le gusta sentirse estrella y es imprevisible.